viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuentos de piratas y poemas de amor desesperado



Querido diario:

Hoy he ido con P** a 1º de la ESO. Algunos niños ya me conocían de la clase de recuperación y me han saludado con mucho cariño. Otros no, así que les he dicho que se presentaran todos y me dijeran (o recordaran) sus nombres. P** y yo nos hemos armado un poco de lío porque las dos creíamos que la profe iba a ser la otra y no habíamos preparado nada, pero hemos improvisado y, entre las dos, ha salido muy bien.

Hemos empezado la clase leyendo un cuento: Memento de M.A. Hernández Navarro. Me ha costado un poco que se callaran, pero en cuanto he empezado a leer todos me han escuchado muy atentamente. Es un cuento sobre un pirata que tras muchos años encuentra el cofre del tesoro, pero dentro no hay un tesoro sino... Les he preguntado qué creían que había y en seguida todos han empezado a decir cosas: que si un mapa, que si un tesoro diferente, que si la felicidad... Se ha armado un poco de escándalo y me ha costado volverlos al orden para terminarles el cuento, pero lo he conseguido y les ha gustado mucho.

Luego les he preguntado si conocían más historias de piratas, pero como todos me decían que Piratas del Caribe he tenido que especificar si también habían visto o leído otras: me ha sorprendido que un niño me dijera La isla del tesoro y Sandokan. También les he preguntado por Asterix y Obelix y se han liado un poco, hasta que se han acordado de los pobres piratas que siempre acaban hundidos.

Mientras, P** se peleaba con el radiocasette para poner un audio de un poema recitado, y como no terminaba de apañarse, ha repartido unas fotocopias de un poema de Neruda (ese que empieza: «Puedo escribir los versos más tristes esta noche.»). Lo hemos leído en alto, cada frase o verso (lo más largo) un niño. Al principio he intentado que no lo leyeran de corrido, sino que le dieran sentimiento: algunos lo han conseguido, pero otros no. Constantemente se interrumpían unos a otros porque se perdían, o porque yo les decía que repitieran y les dieran más sentimiento. Algunos lo han hecho muy bien y, sin interrumpir la lectura, les he hecho un signo con la mano y les he puesto cara de que me había gustado mucho cómo leían. A las niñas les ha gustado mucho el poema, porque era de amor.

Después, P** ha dicho que lo volvieran a leer, esta vez sin paradas, y lo habríamos conseguido de no ser por una incorporación tardía que ha descolocado todo el orden. Como aún no se apañaba con el radiocasette, hemos empezado a buscar en el poema palabras relacionadas con los sentidos de la vista y del oído, señalando en el texto con diferentes colores cada uno. Los niños se han emocionado mucho y se ha montado otro pequeño escándalo, con todos hablando a la vez: «¡Los ojos!», «¡La mirada!», «¡El oído!», «¡El viento!»... Yo les decía que dijeran también el verso para que sus compañeros lo encontrasen. Nos lo hemos pasado en grande y hemos encontrado todas las palabras.

Al final de la clase por fin hemos escuchado la grabación, que era de Alex Ubago, y P** ha hecho un pequeño repaso de teoría, preguntándole a los niños sobre el género literario del poema. Para terminar, hemos escuchado la Canción del Pirata de Tierra Santa, que P** se la puso el otro día y les había gustado mucho. Creo que todos hemos salido muy contentos de clase.


NOTA: acordarse de imponer que levanten la mano antes de hablar para que no se arme un escándalo y poder escuchar a todos, incluídos aquellos que no tengan tantos reflejos y hablen más tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario